Desde pequeñas nos enseñan a no tocar las cosas de los demás sin permiso. Este es uno de los objetos preferidos de cualquier niño que quiera, por unos instantes, ser otra persona. De mayores nos gusta estar sexys y ser atrevidas. El pintalabios es herramienta útil para lograr ese toque de atención que a todos nos falta. Sirve para innumerables ocasiones y se convierte en innumerables objetos: pincel, picardía, inocencia, besos, rastros, huellas. El pintalabios siempre deja huella. Desde la infancia hasta la madurez.
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